Los crómlech pirenaicos o “baratze” son monumentos funerarios de incineración que se construyen durante el Bronce Final y la Edad del Hierro. Se trata de pequeños círculos configurados por lajas y bloques dispuestos en vertical, acogiendo en su interior un depósito funerario formado, en general, por huesos humanos incinerados y carbones. Este tipo de monumentos constituyen una manifestación arqueológica particular, que se distribuye a lo largo del Pirineo occidental y central, entre los ríos Oria-Leizaran y el territorio de Andorra aproximadamente. Los “baratze” suponen una ruptura en las prácticas funerarias que, desde el Neolítico avanzado hasta la Edad del Bronce, se fundamentaban en la inhumación colectiva o individual. El nuevo ritual consiste en la incineración de los cadáveres, que se irá extendiendo por toda Europa con las culturas célticas de la Edad del Hierro.

Hasta hace unos pocos años, la frontera occidental de los “baratze” se mantenía en torno a los ríos Oria y Leizaran. A partir de 2012, un equipo dirigido por J.A. Mujika Alustiza (área de Prehistoria de la UPV-EHU), ponía en entredicho el valor de dicha frontera con el hallazgo y excavación de los conjuntos de Ondarre y Beaskin, en la Sierra de Aralar. El conjunto de Ondarre incluye dos crómlech con túmulo de tierra y un crómlech simple; el de Beaskin acoge un crómlech, una estela con incineración y dos estructuras poligonales.

En 2021, la excavación arqueológica de los monumentos de Probazelaiburu 3 e Iturzurigana, en Oiz, determina dos nuevos crómlech cuyas dataciones C14 los sitúan en el marco cronológico de los círculos pirenaicos. Como en otros muchos cromlechs del área nuclear, en Oiz no se han hallado restos humanos incinerados. Sin embargo, la tipología de las estructuras y su datación C14 confirman su atribución como cromlechs pirenaicos. Probazelaiburu 3 e Iturzurigana constituyen, a día de hoy, los monumentos funerarios de incineración más occidentales y alejados del área nuclear de los círculos pirenaicos.